p.84 Fermín,R. Mercante.(1987) “La revelación de la 
verdad es,  por otra parte, una solución no sólo de elección, desde el punto de  vista 
moral,  sino aceptable desde una óptica humana, para aquel problema psicológico  de los orígenes de los menores adoptados”. En estos casos es  importantísimo reconocer el mayor inconveniente que tienen que enfrentar  los matrimonios al adoptar niños pequeños y mucho más si ya están en  mayor desarrollo. El ser adoptado no es algo que se debe ocultar, ni se  tiene que ocultar. Estas son personas que han sido escogidas por la  sociedad para ser instruidas, guiadas y amadas, solo tienen que  encontrar el momento indicado para que sea revelada su realidad.  Ocultarle la realidad a estos niños es alejarlos de su origen y esto lo  que va a ocasionar son frustraciones, malos actos, rebeldía y hasta  colocarse en contra de esas personas que no revelaron su deseo de saber.  Esto se puede evitar si los padres fuesen 
instruidos al comienzo de  la adopción, para que vean la ventaja oportuna de la verdad. Los  padres adoptivos tienen que conocer y entender a su pequeño, porque de  esta manera reconocerá su temperamento, sensibilidad y nivel  intelectual; se le puede decir en el momento que él lo pueda entender.
Si bien la adopción suele nacer de la necesidad de ser padres de los  adoptantes y de un espíritu solidario, a menudo se dan problemas  asociados a la misma, que muchas veces, por falta de información o por  ilusión, no se tienen en cuenta. p.133 Los autores, (2006). “ Los  cambios son momentos importantes en la vida de todo sujeto, pero en el  caso específico del joven adoptado sería necesario aprovecharlo para  adquirir y construir dicha organización psíquica, unión de la historia  anterior a la actual vivida con la familia de adopción, sintiéndose  sujeto autónomo y al mismo tiempo perteneciente al mundo de los adultos  en el que vive”. En el caso de un joven adoptado, crisis adolescente,  implica elaboración de la infancia. Esta es una etapa en la que los  adolescentes adoptan y sienten como padres a los adoptivos ó van huir de  ellos y de su propia situación Estos jóvenes van en busca de su propia  identidad, y muchas veces actúan explosivamente y frustrados, buscando  ese origen que les pertenece, de esta manera el podrá adquirir el  espacio y el tiempo que lo ubique en su desarrollo personal. Los padres  adoptivos tienen un papel difícil, pero se espera la 
comprensión  de ellos, como para que estos cambios en el adolescente no sean  catastróficos; tienen que establecer unos vínculos suficientemente  fuertes como para resistir la crisis adolescente.
Cuando el menor adoptado tiene una edad significativa y si su  infancia ha sido conflictiva o traumática se suelen dar serios problemas  de adaptación a la familia adoptante que se incrementan en la  adolescencia. Niños con una infancia violenta pueden mostrarse  igualmente agresivos con su familia imposibilitando una convivencia  mínimamente aceptable. p.1 Silvia Bleinchmar. “Pero estas marcas sólo  pueden ser medidas individualmente a partir de la significación que  tengan para el niño que está en vías de construirse y por las  significaciones que construya respecto a ellas a partir de las palabras  que el adulto deja decaer en función de sus propios fantasmas”. Estos  niños tienen que crear un hábito de resilencia para darle sentido a los  padecimientos que se sufren en la infancia y a partir de ese significado  poder desarrollar un proyecto de vida lleno de sentido. Muchos de estos  niños/adolescentes insisten en mantenerse atrapados por esas  circunstancias sólo lamentándose y negándose a crecer. Cada persona es  única y tiene una manera diferente de asimilar las experiencias. Muchas  veces los traumas han servido para despertar la conciencia y ser una  persona nueva que se atreve a hacer lo que nunca hubiera hecho en  circunstancias normales.

Este problema parte tanto por una legislación deficitaria en materia  de adopción como por el hecho de que las adopciones son un fenómeno poco  documentado por su escasa historia como acto normalizado. La mayoría de  los países mientras sí que obligan a los adoptantes a cumplir una serie  de requisitos, no contrastan la viabilidad de la adopción en lo que al  menor se refiere, ya que a éste no se le realizan pruebas psicológicas  para evaluar tanto su sociabilidad como su capacidad afectiva, ni se  realizan recomendaciones en esa vía a las familias adoptantes. Ofrecer  plenas garantías a los menores no tiene por qué ir reñido con una mínima  protección y garantías de las familias adoptantes, que incluya un  seguimiento psicológico del menor desde el momento de su adopción.